sábado, 10 de enero de 2015

El Pozo Valloré a vista de cabra...

Montoro de Mezquita

Acudimos de nuevo a Montoro de Mezquita en busca de nombres autóctonos, para evitar desmanes, como dirían los que bautizaron aleatoria e inapropiadamente a la Aguja de la Cabra oeste de la Peña del Campo en el  barranco de Valloré. 

 Valloré grandioso, con su aguja vigía en la oeste de la Peña del Campo 
y el Pozo Valloré, un tajo de apenas 3 m. de ancho
por donde se abre paso el Guadalope entre paredones de más de 100 m. de altura

No está bien que los foranos que vienen aquí a escalar una vez cada tres años se inventen los nombres de los accidentes geográficos sólo porque no encuentran a la primera ningún paisano que acierte con su nombre. Eso no quiere decir que no exista. La historia es lo suficientemente amplia como para no descartarla de un plumazo.
Por eso se debe ser paciente en la indagación de la toponimia o perderemos valores culturales para siempre al superponer nuevos nombres y publicarlos.

Diferentes momentos de la escalada

 Manolo Soriano sobre la punta del Valloré
Desde la cumbre la cosas se ven de otro modo

Nosotros aquella mañana solo encontramos a Luis, un antiguo pastor de Montoro, que tampoco nos supo mostrar lo que buscábamos, aunque salimos bien parados, pues nos enseñó las pinturas rupestres del Cantalar y la sima que sirvió de necrópolis en la época calcolítica durante algún periodo del tercer milenio antes de cristo.
Han pasado muchas cosas desde entonces, a saber cuántos hechos importantes se habrán perdido cayendo en el olvido del oscuro e inescrutable confín de los tiempos.

El Pozo Valloré a vista de cabra...
Grabamos en nuestras retinas esta última imagen para siempre

En aquella aguja, donde los que creyeron ser sus primeros escaladores, pensaron que pertenecía a una cabra por encontrar excrementos de este mamífero en su cumbre, ya no hay nada que diga que el hombre posó sus pies alguna vez allí.


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