Desde Manzanera y siguiendo curso arriba las laderas de la margen derecha del río de Torrijas aparecen entre frondosos bosques de pino silvestre enormes bloques de piedra jurásica colocados estratégicamente como gigantes milenarios que vigilan el valle desde las alturas. Estas rocas calizas que hoy se elevan como centinelas son llamadas en esta parte de la provincia de Teruel como picayos o picarios, tal y como señalan los habitantes de Los Cerezos al conjunto colocado frente al mismo pueblo.
Para acceder cómodamete a ellos es necesario remontar la carretera de
los Paraísos alrededor de un kilómetro y tomar la pista de tierra que se dirige
hacia el límite de provincia y Alpuente, sobrelevada esta en la ladera norte
del río de Torrijas. Este camino nos conducirá a la parte inferior de Los
Picarios, un conjunto de mallos escalables que nos pueden entretener durante
toda una mañana intentando alcanzar todas sus cumbres
Disfrutando de la cima...
Algunos kilómetros más
adelante, ya cerca de Torrijas y siempre por la misma pista, más allá de la famosa fuente del Gavilán,
aparece otra legión de antiguos mallos de los que al menos uno es
inaccesible.
La selva "manzaneránica"
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