miércoles, 24 de abril de 2013

Metiendo fisureros por Los Cerezos...

Desde Manzanera y siguiendo curso arriba las laderas de la margen derecha del río de Torrijas aparecen entre frondosos bosques de pino silvestre enormes bloques de piedra jurásica colocados estratégicamente como gigantes milenarios que vigilan el valle desde las alturas. Estas rocas calizas que hoy se elevan como centinelas son llamadas en esta parte de la provincia de Teruel como picayos o picarios, tal y como señalan los habitantes de Los Cerezos al conjunto colocado frente al mismo pueblo. 
Para acceder cómodamete a ellos es necesario remontar la carretera de los Paraísos alrededor de un kilómetro y tomar la pista de tierra que se dirige hacia el límite de provincia y Alpuente, sobrelevada esta en la ladera norte del río de Torrijas. Este camino nos conducirá a la parte inferior de Los Picarios, un conjunto de mallos escalables que nos pueden entretener durante toda una mañana intentando alcanzar todas sus cumbres



Disfrutando de la cima...
Los fisureros se hacen muy útiles en las estrechas grietas de los Picarios


Algunos kilómetros más adelante, ya cerca de Torrijas y siempre por la misma pista, más allá de la famosa fuente del Gavilán, aparece otra legión de antiguos mallos de los que al menos uno es inaccesible.


La selva "manzaneránica"


Saludos y hasta la próxima !!!


martes, 16 de abril de 2013

REPORTAJE 100 PUNTAS EN ARAGÓN TV


¡Salimos HOY! a las 18:39 h. (promoción) y a las 19:05 h. (video de aprox. 5 min.). Luego el programa estará en http://alacarta.aragontelevision.es/programas/aragon-en-abierto/ durante una semana.



PARA VER EL REPORTAJE ÍNTEGRO PODÉIS PINCHAR EN EL SIGUIENTE ENLACE... http://youtu.be/sf-XhH_aDhY



lunes, 8 de abril de 2013

La ilusión es lo que más vale...


“La ilusión es lo que más vale y lo que más importa en la vida”, me comentaba ayer la abuela de mis hijos a colación de una nueva obra que están emprendiendo con la restauración y conversión en refugio de un antiguo pajar. Y no le faltaba razón, “sin ilusión no hay nada” decía reafirmándose.

Por vana y de poca utilidad que pueda parecer la actividad que se realice siempre cobra una vital importancia si es ilusionante para los que la desarrollan, en cambio aunque el objetivo sea muy loable y beneficioso si los que están implicados no ponen una viva satisfacción al hacerlo con la esperanza de conseguir algo grande y complaciente el resultado nunca será exitoso y estará bastante cercano al abismo del fracaso.

Nunca dejo de maravillarme de las contagiantes ganas que le empujan al juvenil ímpetu de Javier Magallón con la escalada a las 100 puntas inaccesibles de Teruel. Esta mañana nos lo ha vuelto a demostrar llevándonos a Peña Crebada, al Mallo del Huergo y a la Peña de la Golondrinas. Si no fuera por él en muchas ocasiones no arrancaríamos del suelo, pero el ánimo impregnado a fuego en su mirada y su constante y difícil labor de coaching han conseguido de nuevo que alcanzáramos dos nuevas cumbres.

Luis progresando en oposición por la chimenea que encontramos en la norte del mallo

En la Masada del Huergo teníamos pendiente un pequeño mallo que avistamos el verano pasado cuando vinimos a realizar el descenso de este tramo del río Bordón, esta roca de arenisca miocena separada de la montaña deja una grieta-frontera hacia lo inaccesible. Nadie coloca sus friends como él, por eso en los primeros pasos de entrada a la chimenea ha sido crucial que me ayudase a poner el primer seguro, porque mi confianza ante la baja consistencia de los agarres se había venido abajo. Una vez en la ancha grieta, el terreno se ha tornado favorable y disfrutón para mí, puesto que siempre me gustó la sensación de empotramiento anclando sobre pies, manos y espalda.


Intentando desequilibrar al gigante

La Peña de las Golondrinas ha sido un nuevo descubrimiento para nosotros hoy. Siempre pensamos que podría ser una de esas puntas aisladas que no tienen acceso a pie, pero había que subir hasta ella y comprobarlo. Así que como pasábamos por allí y la tarde tenía todavía un razonable margen de tiempo, hemos decido parar e ir a inspeccionar. Casi siempre llevamos las cuerdas y los arneses por si se da el caso de ponernos ya a escalar, pero esta vez nos ha tocado bajar de nuevo al coche y coger los trastos para acariciar una noble caliza cretácica que hace las veces de torreón sobre las playas del pantano de Santolea, donde los pescadores se relajan al sol, ilusionados también con obtener una buena pieza de pescado a la que intentan engañar enmascarando sus anzuelos con suculentos y sabrosos cebos. 


Javier escalando en la placa caliza de la cara este 
Hoy nos vamos con la imagen del Pantano de  Santolea desde lo más alto de la peña de las Golondrinas 


martes, 2 de abril de 2013

Peña Delgada. Segura de los Baños.


Peña Delgada. Segura de los Baños.

La primera vez que fuimos a escalar a Segura, preguntamos a los jubilados por aquella piedra solitaria que había en las laderas del Pinar hacia Vivel. Nos dijeron que a Peña Delgada se podía subir cómodamente por la parte posterior de la cresta y recorrerla de adelante a atrás por el filo del cuchillo de su cima. Por aquel entonces dudamos de si era apropiada o no para incluirla como punta inaccesible, pero aun así necesitábamos verla de cerca porque su silueta solitaria desde la carretera prometía ofrecer una piedra muy fotogénica.
Largos meses tardamos en encontrar una mañana libre en nuestra apretada agenda, dedicada casi en exclusiva a avanzar en este proyecto.
No hay camino que llegue hasta ella y como había estado lloviendo toda la semana, decidimos dejar el coche en la carretera y acercarnos andando.
Un laberinto de barrancos transversales excavados en los limos y arcillas de la ladera oeste hizo que  el   avistamiento de aquella roca fuera intermitentemente a lo largo de las sucesivas y tortuosas subidas y bajadas de aquellas rieras, pero al cruzar la última nos quedamos impresionados tanto por su tamaño como por su singularidad en un terreno donde apenas afloran riscos rocosos.
Dímosle la vuelta completa buscando aquel acceso fácil del que nos habló el abuelo y sorprendentemente había desaparecido esa entrada aparentemente sencilla, pues en aquella larga muralla, realmente inexpugnable, no nos quedaba otro remedio que ponernos los arneses, los pies de gato y encordarnos si deseábamos alcanzar sus cimas, porque inevitablemente teníamos que escalar.


La piedra hace honor a su nombre

Luis escalando en el primer largo

Desde la primera reunión las vistas son espectaculares


Javier escalando en el segundo largo. El día es realmente ventoso

Ahora Luis se la tiene que jugar por detrás...

... incluso montando en algún tramo a caballito


 Nos vamos ya de esta inolvidable mole de piedra dejando atrás la última de nuestras aventuras por tierras turolenses