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Javier y Luis sobre la escultura del peruano |
Seguiremos escalando, no sabemos hacer otra
cosa. Todo lo que hemos visto y aprendido nos lleva a pensar que el mundo es
infinito y no somos capaces de saborearlo al máximo solo con el transcurso de
una vida. Así que aprovechando que estábamos aquí, y como es preciso hacer siempre
una visita a la escultura del peruano situada en la cabecera del barranco
Cardoso, hemos querido colocarnos encima de la roca que le sirvió a Mauro
Mistiano para grabar en bajo relieve sobre esta arenisca roja, una divinidad
inca colocada en la empuñadura de un tumi o cuchillo ceremonial, hermanando de
esta manera dos culturas y dos pueblos bien separados por el Atlántico:
Arequipa en Perú y Pozondón en España. Quién sabe si nuestro eterno recorrido
escalando piedras llegará algún día a la tierra de los Quechuas.
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No queríamos irnos de aquí sin probar alguna otra,
y más ahora que hemos cumplido nuestras cincuenta puntas y parece que todo se
acaba, la mitad del título de nuestro proyecto. Lo que resta desde el ecuador
siempre parece más pequeño, más rápido, más fugaz, como un cuarto menguante,
entonces comienza la nostalgia por la ilusión de los comienzos y da pena que se
acerque el final.
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Javier sobre la cumbre de Peña Grande |
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