El sendero botánico que comienza
sobre el puente que cruza el cristalino río Ebrón en la parte baja del
municipio de El Cuervo y que discurre al principio ente huertas y cultivos
minifundistas, nos permitió ayer aproximarnos con relativa facilidad a una prominente
y preciosa punta que desde lejos parece dominar todo el valle y que ya desde
hace tiempo nos había llamado la atención, “el Niño” la llaman los cuervanos,
suponemos que por encontrarse al abrigo y protección de sus duros e inorgánicos
padres, destacando en el paisaje muchos metros más arriba.
A última hora de la tarde fue Manolo
Soriano fue quien nos enseñó la joya que guardaban Los Callejones de su bien
querido Bezas, una gran mole de arenisca perteneciente al espacio protegido de
los Pinares del Rodeno de la Sierra de Albarracín.
La tenía bien guardada y presumía de que a los 19 ya se atrevió a encaramarse sobre su cumbre, aquella vez sin cuerdas ni elementos que le salvaguardaran de una caída. Ayer, 20 años después, comprobamos el sabio dicho… ”juventud, bendito tesoro” y también que Manolo con la edad ha ganado en cordura y prudencia en sus actos.
Rapelando ya al anochecer en la Sierra de Albarracín
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